La Verdad 3ª Parte

La Verdad saliendo del pozo
por Jean-Leon Geromê

Concepciones sobre la verdad en la antigüedad y en la Edad Media

Se configuran tres orientaciones fundamentales acerca de la verdad:​

· La verdad como seguridad y confianza en el mundo hebreo
· La verdad como desvelamiento
· La verdad como veracidad, del latín verus que expresa confianza
en la correspondencia entre lo que se cree y lo que se dice, y lo que es.



Para los hebreos la verdad (emunah), es ante todo la seguridad o la confianza;
verdadero es lo que es fiel a sí mismo,
y por eso digno de confianza porque da seguridad.

Dios es por eso la Verdad, porque es lo único verdadero, porque es fiel.
La verdad no es estática porque no se halla en el presente
sino en el futuro donde Dios manifiesta su promesa.
Por eso el sentido de la verdad es decir אמן ( amén, así sea).
La verdad es producto de la voluntad de ser fiel a la promesa. ​

Para los griegos, en cambio, la verdad es idéntica a la realidad,
y esta última era considerada como identidad que consiste
en lo que permanece por debajo de las apariencias que cambian.

Tal es el arché o arjé (ἀρχή), es decir principio entendido de diversas formas:
la materia,​ los números,​ los átomos, ideas, etc.
que permanecen por debajo de lo sensible de la experiencia concreta,
por lo que sólo es conocido por el pensamiento como función o facultad del alma: el entendimiento.​

La verdad es concebida como άλήθεια o
descubrimiento del ser que se encuentra oculto por el velo de la apariencia.

Pero los griegos también tuvieron la consideración acerca de la verdad
como propiedad de los enunciados.

Decir de lo que es que no es, o de lo que no es que es, es lo falso; 
decir de lo que es que es, y de lo que no es que no es, es lo verdadero

Aristóteles. Met., T, 7, 1011 b 26-8 

Asimismo los griegos también consideraron la verdad
como convención en la conjunción o separación de signos (palabras, lenguaje)
que tienen su fundamento en la experiencia y
en la convención social del discurso en orden a lo práctico:
la comunicación y la persuasión, sobre todo en el discurso político y educativo y el arte de la retórica. Son los primeros en considerar la verdad como un contenido subjetivo y, por tanto, escéptico.

La tradición judía y el cristianismo introducen una dimensión especial:
la Verdad revelada, sostenida por la fe.

En la Edad Media el cristianismo, religión oficial del Imperio,
se plantea como problema las relaciones entre el conocimiento por la Fe
frente al conocimiento de la razón. ​

Averroes intentó superar la contradicción entre su comprensión del pensamiento de Aristóteles
y su propia fe religiosa (el islam dominante en la España musulmana)
y definió el concepto de doble verdad.
La recepción del averroísmo en la Europa cristiana (averroísmo latino)
fue muy importante para la escolástica (Santo Tomás de Aquino).

Para los escolásticos verum (verdadero),
lo mismo que unum (uno-identidad) y bonum (bien-bueno),
es una propiedad trascendental del ente,
de tal forma que son perfectamente convertibles como equivalentes con el ente,
en tanto que el conocimiento verdadero supone la verdad ontológica
como verdad metafísica en la adecuación del ente con el entendimiento. ​

Por eso el ente es ser inteligible lo que supone la adecuación del entendimiento con la cosa, Adaequatio rei et intellectus, lo que se ha llamado impropiamente verdad lógica
que hoy llamaríamos verdad semántica o verdad epistemológica.

La lógica silogística, aun siendo formal, no es formalista,​
porque el contenido significativo de sus términos se corresponde
con la intuición esencial de lo real como άλήθεια;
y sus relaciones corresponden a un orden dialéctico de esencias tal como lo concibió Platón;
o un movimiento causado y ordenado de formas, el Mundo, movidas por un primer motor,
como concibió su discípulo Aristóteles; y, finalmente, en el cristianismo e islamismo,
es desvelamiento de Dios Creador, Ordenador y Providente, el Ser Verdadero,
fundamento último de ese orden y verdad como Causa Primera, e IPSUM ESSE SUBSISTENS. ​

No obstante en el seno de la escolástica a partir del siglo XI
estuvo siempre presente la problemática
acerca de los conceptos universales y su relación con lo real.

Los nominalistas tienden a considerar la verdad como veritas sermonis
puesto que los Universales son considerados flatus vocis, un soplo de voz.

En la Edad Moderna

Descartes

El planteamiento de Descartes altera profundamente
la cuestión de la intuición como evidencia de verdad.

Si bien los racionalistas mantienen en cuanto a la lógica los fundamentos escolásticos,
​su desarrollo conlleva a una concepción de la verdad de tipo idealista​ al asumir,
como tesis lógica fundamental, que la "existencia es un predicado de la esencia";
así lo considera la Lógica de Port Royal conforme a Avicena,
y el argumento ontológico de S. Anselmo que asume Descartes.

El hecho fundamental de toda reflexión filosófica moderna (siglos XVII-XIX)
parte de la conciencia puesto que la evidencia primaria y fundamental
se constituye en el famoso: Pienso luego existo de Descartes.

El criterio de la verdad es la evidencia y su contenido
es la sabiduría como ciencia​ que se manifiesta en las relaciones lógicas
que, como leyes del pensar, conducen o iluminan al pensamiento
cuando se somete a un método, como análisis,
donde aparecen ordenada y sucesivamente las evidencias con certeza.


Baruch Spinoza aún irá más lejos: El orden y conexión de las ideas
es el mismo que el orden y conexión de las cosas.

Si el pensamiento es pensamiento de la realidad, 
la verdad del pensamiento será la misma que la verdad de la realidad, 
pero también la verdad de la realidad será la misma que la del pensamiento 
-el orden y conexión de las ideas serán, como decía Spinoza, 
los mismos que el orden y conexión de las cosas-. 
Ahora bien, cuando no se mantiene con completo radicalismo 
esta concepción a la vez «lógica» y «ontológica» 
el problema para los autores racionalistas 
es cómo conjugar las «verdades racionales» con las «verdades empíricas».

Ferrater Mora, op. cit. 

Leibniz

Una nueva visión dentro del racionalismo ofrece Leibniz.
Su concepto de mónada introduce nuevos aspectos en la noción de la verdad.

Conforme a la noción de sustancia entendida como sujeto de sus predicados
con los cuales mantiene su identidad inalterable,
la mónada se define esencialmente por su ‘’vis activa” o dinamismo
y actividad que no puede ser modificada por una causalidad externa,
pues de lo externo únicamente recibe
“los límites y la determinación de su ímpetu o fuerza de obrar ya preexistente”

La verdad metafísica, como verdad de razón, universal y necesaria,
pertenece únicamente a Dios Creador y al pensamiento lógico-formal,
por análisis, como mundos posibles;
las verdades mundanas materiales del mundo de la experiencia
son verdades contingentes producto de la limitación de las mónadas creadas.

Lo que da lugar a nuevos conceptos de verdad:

· Verdades de hecho
· Verdades de razón

El racionalismo justifica el éxito incuestionable de la nueva Física,
como nacimiento de un nuevo modo de entender la ciencia, según un método de análisis:

· De la cantidad y la medida, frente a la ciencia cualitativa tradicional.
· De las relaciones funcionales matemáticas entre medidas y cantidades establecidas según una hipótesis, y una comprobación, el experimento.
· Ciencia de leyes que describen y predicen los hechos del mundo y del cosmos
y que culmina con una Teoría eficaz en la descripción legal del mundo:
Philosophia naturalis Principia mathematica (1687), de Newton.

Así, pues, para los racionalistas, las verdades lógicas son asimismo ontológicas;
la garantía es la existencia de Dios, como idea innata y principio del pensar mismo,
puesto que Él no puede ser vil y engañador.
​Por lo que, en el fondo, en realidad todas las verdades son verdades de razón para Dios;
las verdades de hecho lo son tales por las limitaciones del conocimiento humano. ​

El triunfo del mecanicismo, ​ plantea crudamente el problema que exige algún tipo de síntesis
entre las radicales diferencias entre racionalistas y empiristas.


Hume

Pero los empiristas, sobre todo a partir de David Hume
consideran la ciencia como verdades de hecho,
y no consideran suficientemente justificada
la pretensión de universalidad y necesidad de la ciencia, porque:

· La existencia del mundo y de las cosas
no se pueden afirmar con evidencia más allá del pensamiento y la conciencia,
pues la fuente del contenido material del conocimiento no es otro que la experiencia.
· Si bien no podemos negar la existencia del mundo objetivo,
tampoco podemos afirmarlo sin sombra de duda alguna,
con la certeza evidente que exigen los racionalistas.
· No son aceptables, por falta de pruebas, las ideas innatas
· La existencia de Dios no puede ser afirmada por la razón, sino por la fe.


Vico

Gianbattista Vico escruta nuevas cuestiones temáticas atinentes a la verdad filosófica.
Cuestiona la noción de verdad planteada por Descartes
como resultado del análisis de un conjunto de ideas que son "evidentes".
Descartes parece olvidarse de la creatividad que Vico considera una facultad típicamente humana.

«Verum et factum reciprocantur seu convertuntur» 


verdadero y hecho se convierten recíprocamente en lo mismo. 

Este es el fundamento de la doxa que Vico tiene sobre el tema de la verdad:
el nexo verdad-producción o creatividad; es decir:
la única verdad verificable lo es por sus resultados.
Según Vico, la única verdad reconocible
es la resultante de la creatividad o de la producción humana (Verum ipsum factum).

El principio de la filosofía de Vico establece el nexo entre la verdad y la producción;
según el cual la única verdad que puede ser conocida
radica en los resultados de la acción creadora, de la producción.

Por esto, además, solamente Dios conoce la totalidad del mundo,
en cuanto lo crea continuamente;
al hombre sólo le está reservado el puesto más humilde de demiurgo de la historia
y artífice de su propio destino, siendo la historia
y su vida los únicos objetos posibles de su conocimiento en tanto son productos suyos.
Por eso, el otro campo en que puede alcanzar la verdad,
es el de la matemática, de la cual, en cierto sentido, también es productor.


Kant

Kant considera nuevos aspectos y conceptos acerca de la verdad:

La verdad del conocimiento expresado en proposiciones (juicios), como pensaba Kant:

 
VERDAD
CONDICIÓN
ORIGEN
JUICIO
EJEMPLO
Verdad de hecho
Contingente y particular
A posteriori; depende de la experiencia
Sintético: amplía el conocimiento. El predicado no está contenido en la noción del sujeto
Tengo un libro entre las manos
Verdad de Razón
Necesaria y Universal
A priori; no depende de la experiencia
Analítico: El predicado se encuentra en la noción del sujeto
Todos los mamíferos son animales
Verdad científica
Universal y necesaria
A priori; no depende de la experiencia, pero únicamente se aplica a la experiencia
Sintético a priori: amplía el conocimiento. Solo aplicable a los fenómenos
Los cuerpos se atraen en razón directa de sus masas y en razón inversa al cuadrado de sus distancias

Lo que da lugar a nuevas nociones acerca de nuevos conceptos de verdad:

Verdad analítica: verdad de razón.
Su fundamento radica en la estructura misma del conocimiento humano,
en cuanto depende de sus propias estructuras a priori,
es decir independientes de la experiencia.​
Estas verdades son formales, universales y necesarias, pero no amplían el conocimiento;
y cuando se aplican a contenidos al margen de la experiencia
conducen a paralogismos y antinomias.

Verdad sintética: verdad de hecho.
Su origen es un contenido de experiencia sensible,
como materia que es formalizada por las formas y categorías del entendimiento.
Por eso su verdad es una síntesis de lo material y de lo formal.

Verdad a priori:
Por lo dicho anteriormente, las verdades analíticas no dependen de la experiencia,
por ello son a priori.

Verdad a posteriori:
Por lo dicho anteriormente, las verdades sintéticas dependen de la experiencia,
por ello son a posteriori.

Verdad sintética a priori,
síntesis a su vez de las anteriores, constituyen, según Kant, las verdades propias de la ciencia.

Verdad trascendental:
En tanto que las estructuras a priori del conocer son trascendentales,
son verdades que trascienden la experiencia subjetiva del individuo, al ser común al género humano.
Pero al mismo tiempo que no pueden trascender dicha condición, no pueden ser trascendentes.

El límite del conocimiento científico por la razón es el mundo fenoménico entendiendo como tal,
el campo de la experiencia posible.
Lo real, como tal es pensable, noúmeno, pero no lo podemos conocer en cuanto tal,
sino como realidad conocida (o cognoscible),
es decir condicionada a las condiciones de la experiencia fenoménica.

Las leyes de la ciencia no pueden ser analíticas, o «a priori»
No cabe duda de que las leyes científicas no son analíticas y amplían el conocimiento.
Es evidente que del concepto de «cuerpo» como ser material y perceptible
por los sentidos no se sigue por análisis del concepto, sin más consideración, la ley:
"Todos los cuerpos se atraen en razón directa de sus masas
y en razón inversa al cuadrado de sus distancias"

Las leyes de la ciencia no pueden ser sintéticas o «a posteriori»
Pero la experiencia o experimento, por ser siempre individual y sometido a condiciones,
no puede servir de fundamento que nos permita asegurar que dicha experiencia,
o resultado del experimento, es consecuencia de una ley de la Naturaleza.

EL PROBLEMA DE LAS RELACIONES ENTRE LA CIENCIA Y LA EXPERIENCIA
Ni el racionalismo ni el empirismo dan respuesta de manera convincente.
El problema acerca de los límites del conocimiento.
Los juicios sintéticos apriori, es decir la ciencia,
únicamente son posibles en su referencia a lo fenoménico,
es decir, al campo de la experiencia posible.
Lo real, como noúmeno, sólo puede ser pensado, no conocido.

La evidencia se da en la conciencia respecto a su percepción o idea o concepto
en tanto que éstos (percepción, idea y concepto) son contenidos mentales.
Pero no parece evidente la relación de dicha percepción, idea o concepto con lo real.

Continuará...

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