La Verdad 4ª Parte



En los siglos XIX y XX, la filosofía kantiana marca un hito 
en el modo de valorar la verdad y el sentido del conocimiento.



La verdad es entonces primordialmente verdad del conocimiento, 
coincidente con la verdad del ser conocido. 
Pues si hay efectivamente cosas en sí, éstas son inaccesibles y, por lo tanto, 
no puede hablarse de otro conocimiento verdadero 
que del conocimiento de dicha conformidad trascendental. 
La dependencia en que se halla la verdad con respecto a la síntesis categorial 
es lo que permite pasar de la lógica general a la lógica trascendental o lógica de la verdad.
Ferrater Mora . op. cit.

Desde el momento en que la verdad metafísica es considerada como inalcanzable 
es la razón la que construye las verdades, las justifica y las hace reales. 
Es el momento del Idealismo: subjetivo, objetivo y Absoluto, 
siendo Hegel su máximo exponente.


Verdad filosófica, Verdad como sistema, Verdad Absoluta

Hegel aporta nuevos horizontes de sentido de la verdad: 
la verdad filosófica, la verdad como sistema, la verdad absoluta.
La escisión materia-forma, conciencia-extensión, sujeto-objeto, 
puesta en escena por Descartes como res cogitans-res extensa, 
y definitivamente consagrada como fenómeno-noúmeno por Kant, 
encuentra su resolución y superación en la filosofía de Hegel 
en el fundamento que las unifica: el Absoluto. 
La verdad no se encuentra en la cosa. 
La cosa, como resultado, no es sino el cadáver que queda 
del proceso dialéctico de la tendencia que lo ha generado: 
el devenir; proceso dialéctico donde aparecen 
y se resuelven las contradicciones en la unidad del Todo como Sujeto Absoluto. ​

La verdad absoluta es la filosofía misma; la Verdad como Sistema

La verdad definitiva para Hegel consiste en la articulación 
que cada cosa concreta tiene con el Espíritu Absoluto, 
como realidad fundamental en su desarrollo como proceso dialéctico. 
A esa articulación es lo que Hegel llama sistema. 
La verdad filosófica aparece articulada como sistema.
Sistema no significa un conjunto de proposiciones ordenadas, 
sino esa interna articulación que cada cosa, 
ella en su ser, tiene con el ser absoluto del universo.

Tal es asimismo el sentido de la verdad marxista, 
si bien interpretada desde el punto de vista materialista. 
La verdad es un desarrollo de la historia movida por la dialéctica de la lucha de clases. 
Su manifestación como verdad vendrá de la mano de la Revolución.


La filosofía alemana es la prolongación de la historia de Alemania,... 
el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas, 
que la fuerza material tiene que derrocarse mediante la fuerza material, 
pero también la teoría se convierte en poder material 
tan pronto como se apodera de las masas. 
Y la teoría es capaz de apoderarse de las masas 
cuando argumenta y demuestra ad hominem y argumenta y demuestra ad hominem 
cuando se hace realidad, ser radical es atacar el problema por la raíz. 
Y la raíz para el hombre es el hombre mismo.

Marx. Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel. 
Anales franco alemanes. 1970. Barcelona. Ed. Martínez-Roca, p 103

Verdad como coherencia y consistencia

La manifestación de la verdad en un juicio ha de serlo en relación 
con todos los demás juicios verdaderos en la unidad del Todo, 
lo que le hace consistente al no entrar en contradicción con ellos. 
Cada uno no deja de ser una verdad parcial, 
un aspecto o momento de la verdad del Todo. 
Aparece, pues un nuevo sentido de la verdad, 
la verdad como coherencia.

Teoría de la verdad, 
principalmente mantenida en las ciencias formales y en los sistemas axiomáticos, 
según la cual una proposición o enunciado 
es verdadero cuando es compatible con un conjunto coherente 
de proposiciones o enunciados, o deducible de los axiomas. 
Así, por ejemplo, la verdad del teorema de Pitágoras reside en primer término, 
no en su aplicabilidad a la realidad, 
sino en el hecho de ser una consecuencia deductiva de los axiomas y postulados de Euclides; 
referido a otro conjunto de axiomas podría ser falso o vacío de significado. 
Se trata de un caso concreto de aplicación de las propiedades de consistencia 
(el conjunto de axiomas no lleva lógicamente a una contradicción) 
y completud (toda proposición o teorema del sistema es deducible de sus axiomas), 
que exhiben paradigmáticamente los sistemas axiomáticos. 
Cuando este criterio de verdad se aplica a otros ámbitos, 
no meramente formales, el conjunto de enunciados aludido 
es el conjunto de los enunciados que se consideran verdaderos.

Verdad fenomenológica

Husserl considera que la verdad encierra cuatro aspectos:

· La plena concordancia entre lo mentado (significado) y lo dado >> estado de hecho
· La forma de un acto de conocimiento: acto empírico y contingente de evidencia >> proceso cognitivo
· El objeto dado en tanto que es mentado (significado) >> objeto que hace posible la evidencia
· La justeza de la intención, como justeza del juicio >> intención significativa

Como el acto de significar no es, o no es primariamente,
un acto empírico, y lo significado, o mentado, no es necesariamente una cosa,
la correspondencia en cuestión queda confinada a una región «pura».
Se trata de una relación ideal y esencial, que reinstaura una intuición de esencia de un "yo trascendental", en un idealismo fenomenológico-trascendental.

La evidencia no es otra cosa que la «vivencia» de la verdad.

Husserl, E. Investigaciones Lógicas. 1976. Madrid. Revista de Occidente. p. 162 

Heidegger considera que la verdad no es primariamente adecuación del intelecto
y se adhiere al sentido primitivo griego de la verdad como desvelamiento del ser.
Pero eso se produce en la existencia en su estado de autenticidad. ​

Pues la verdad solo se hace patente en la medida en que el juicio hace presente la cosa
y permite expresarla como es en la situación radical de una conformidad
con el modo de estar abierto el ser humano (Dasein),
un comportamiento respecto a un horizonte y un proyecto en el mundo,
una libertad que posee al hombre y por eso es ex-sistencia y tiene historia.
El diálogo entre el Ser y el ser humano es la historia,
donde se produce la aparición o el ocultamiento de la verdad.
El ocultamiento es lo contrario de la aletheia;
el ocultamiento puede parecer un estado natural
al hombre por el uso de los entes que le sirven y le conducen al error.
De vez en cuando el hombre se decide a desvelar al ente en cuanto tal
y se propone la cuestión del ser y de la verdad.
Es entonces cuando aparece la Filosofía. ​

Vitalismo


Nietzsche considera que lo verdadero
es todo lo que contribuye a fomentar la vida de la especie
y falso lo que es un obstáculo para su desarrollo. ​

Ortega y Gasset considera la verdad como «la coincidencia del hombre consigo mismo»,
la idea que el hombre tiene en su vivir racional que le permite saber a qué atenerse:
Razón vital o Raciovitalismo.

El atractivo que sobre nosotros tienen las filosofías pretéritas es del mismo tipo.
Su claro y sencillo esquematismo, su ingenua ilusión de haber descubierto toda la verdad...
Lo que ellos interpretaban como límites del universo, tras lo cual no había nada más,
era sólo la línea curva con que su perspectiva cerraba su paisaje.
Toda filosofía que quiera curarse de ese inveterado primitivismo,
de esa pertinaz utopía, necesita corregir ese error,
evitando que lo que es blando y dilatable horizonte se anquilose en mundo.

Ahora bien: la reducción o conversión del mundo a horizonte no resta lo más mínimo de realidad 
a aquél; simplemente lo refiere al sujeto viviente, 
cuyo mundo es, lo dota de una dimensión vital, lo localiza en la corriente de la vida, 
que va de pueblo en pueblo, de generación en generación, 
de individuo en individuo, apoderándose de la realidad universal. 

Ortega y Gasset. El tema de nuestro tiempo. Capítulo X: la doctrina del punto de vista. Obras completas. vol III. 1966. Madrid. Revista de Occidente. pp. 197-203 

Verdad como pragmatismo

William James considera que es verdadero aquello que muestra conformidad con nuestra creencia,
porque es "expeditivo" en orden a sus consecuencias prácticas, es decir "satisfacción".
Tal cosa ocurre cuando la investigación llega a un destino, en cuanto que es "verificada".
En este sentido verdadero es lo "útil" que merece ser conservado.
Pero no ha de entenderse esto de modo material o literal:

Cuando los pragmatistas hablan de verdad se refieren exclusivamente a algo acerca de las ideas, 
es decir, a su practicabilidad o posibilidad de funcionamiento, 
en tanto que cuando los antipragmatistas hablan de verdad 
quieren decir frecuentemente algo acerca de los objetos.

James, W. The Meaning of Truth. 1909. Prefacio 

Verdad como hermenéutica, diálogo y consenso

Ya desde la antigüedad así es estudiada la verdad contenida
en la comprensión de los textos o hermenéutica.
Pero en el siglo XIX la hermenéutica adquiere una nueva dimensión
a partir del sentido del conocimiento que introduce Schleiermacher
quien propone un sistema circular que conocemos como el círculo hermenéutico.
Cada intérprete necesita introducirse en la dimensión social y
la dimensión individual del autor para comprenderlo.
Dilthey distingue dos ámbitos de conocimiento y de verdad;
las ciencias del espíritu y el sentido de la verdad histórica.

Para Dilthey la hermenéutica permite comprender mejor a un autor
que el propio autor se entendía a sí mismo;
y a una época histórica mejor de lo que pudieron comprenderla quienes vivieron en ella,
pues la hermenéutica se basa en la conciencia histórica, que conduce al fondo de la vida. ​

Hans-Georg Gadamer considera que la tradición y el prejuicio
son elementos fundamentales del conocimiento y de la interpretación de los datos,
para Gadamer no todos los prejuicios son falaces
ya que según él existen prejuicios correctos y prejuicios falsos
o sea, doxas (opiniones) a priori que son verdaderas y otras que son falsas
y hay que tener muy en cuenta esto cuando se habla de prejuicios.

La hermenéutica es “la condición para hacerse las preguntas
y las cuestiones acerca del conocimiento y la verdad”.
Para Ricoeur la comprensión necesita de la mediación de la interpretación.
La fenomenología hermenéutica sustituye el mundo natural del cuerpo
y de la cosa por el mundo cultural del lenguaje.
De este modo la hermenéutica es capaz de poner en cuestión la dicotomía científica
entre comprensión y explicación,
así como la dicotomía Ciencias de la Naturaleza-Ciencias del Espíritu. ​

Esto hace posible el desarrollo de una hermenéutica crítica
y sobre las condiciones de ésta, lo que nos lleva a la autorreflexión
que propone Habermas y la necesidad del diálogo para la crítica de las ideologías.

Tanto la hermenéutica de Gadamer como la de Habermas
se oponen a la idea de razón instrumental
y a las tesis positivistas de una supuesta objetividad
y neutralidad del conocimiento positivo de las Ciencias Naturales.

Habermas propone una hermenéutica en función de las nociones 
de comprensión, comunicación y diálogo.

El diálogo es entonces un procedimiento de prueba
y contrastación en la comunicación en cuanto ausencia o deformación de la comunicación
para el esclarecimiento o legitimación de la verdad.

Hay un lugar común que pone todas las expectativas de progreso colectivo 
en el desarrollo de un conocimiento entendido a partir del modelo de la exactitud tecnológica. 
Pero lo cierto es que la mayor parte de nuestros actuales debates 
no giran en torno a datos e informaciones sino sobre su sentido y pertinencia, 
es decir, acerca de cómo debemos interpretarlos, 
sobre lo que es deseable, justo, legítimo o conveniente.

Daniel Inerarity. La sociedad de los intérpretes. El País. 16 nov. 2010

La verdad como interés


Siguiendo a Husserl, llamamos objetivista 
a una actitud que refiere ingenuamente los enunciados teóricos a estados de cosas. 
Esta actitud considera las relaciones entre magnitudes empíricas, 
que son representadas en enunciados teóricos, como algo que existe en sí; 
y a la vez se sustrae al marco trascendental,
 solamente dentro del cual se constituye el sentido de semejantes enunciados. 

No bien se entiende que estos enunciados 
son relativos al sistema de referencia previamente puesto con ellos, 
la ilusión objetivista se desmorona 
y deja franco el paso a la mirada hacia un interés que guía al conocimiento. 

Para tres categorías de procesos de investigación 
se deja demostrar una conexión específica de reglas lógico-metódicas 
e intereses que guían al conocimiento. 

Esta es la tarea de una crítica de la ciencia que escape a las trampas de positivismo. 
En el ejercicio de las ciencias empírico-analíticas interviene un interés técnico del conocimiento; 
en el ejercicio de las ciencias histórico-hermenéuticas 
interviene un interés práctico del conocimiento y 
en el ejercicio de las ciencias orientadas hacia la crítica 
interviene aquel interés emancipatorio del conocimiento 
que ya, como vimos, subyacía inconfesadamente en la ontología tradicional.

Habermas, op. cit. pp. 159-181. Sin subrayar en el original 

La condición posmoderna

En la posmodernidad se funden dos tradiciones surgidas de la Ilustración
como legitimación de la verdad en metarrelatos totales: ​

· Friedrich Heinrich Jacobi que legitima la verdad en la creencia de lo trascendente en Dios y Hegel que lo legitima en la filosofía y el Estado; legitimidad que se mantiene como fundamento en las ideologías conservadoras.
· La izquierda hegeliana del marxismo occidental, el psicoanálisis, el existencialismo y el estructuralismo.

A fines del siglo XIX tres corrientes coinciden en la declaración del "fin de la Modernidad",
como triunfo de la Razón, que consideran ha fracasado.
Aquella Razón ilustrada donde el "sujeto" individual, a través del conocimiento de la verdad,
se emanciparía del poder de la religión, la tradición y la superstición,
y alcanzaría la libertad es declarada por ambas tendencias como "superada"'
y considerarán que lo que queda es el lenguaje.

La declarada "muerte del sujeto", uno de los fundamentos del discurso posmoderno,
se hace comprensible a partir de la tradición hermenéutica del lenguaje
y su expresión más acabada la fórmula Heidegger:
El lenguaje es la casa del ser y en ella habita el hombre. ​

Gadamer llevará hasta sus últimas consecuencias que el ser es el ser del lenguaje,
y Derrida considerará como definitivo que no hay nada fuera del texto
("no hay pretexto que ya no sea un texto").
Foucault critica el concepto de "verdad" ya que,
según él entiende, la "verdad" corresponde a tal o cual determinada epísteme;
por tal motivo la "verdad" es siempre la "verdad" que legitima al poder de turno.

· Por su parte la tradición sajona de la filosofía analítica,
a partir del segundo Wittgenstein,
se constituye a partir de la pérdida del referente del neopositivismo,
llevando hasta las últimas consecuencias la crítica al empirismo
y lo dado como objeto, considerando que todo se resume en el uso del lenguaje.
· Para el estructuralismo francés
que recoge la herencia izquierdista, el lenguaje constituye el aglutinante ontológico,
ya anunciado por Nietzsche y Heidegger
así como la disolución del sujeto en la herencia marxista​ y el psicoanálisis. ​

Habermas en un intento "neomodernista"
intenta una reconstrucción de la razón en la superación de la "razón instrumental"
(Horkheimer y la crítica marxista de la Escuela de Fráncfort)
en la construcción de un diálogo común.

Pero tal diálogo no supone legitimación, señala explícitamente Richard Rorty.
Para Rorty, Wittgenstein, Heidegger, Gadamer, Foucault y Derrida,
vienen a coincidir en el sentido del lenguaje que en definitiva conduce a un discurso nihilista.
La filosofía no puede constituir un fundamento como metarrelato.
No hay legitimación del discurso; se trata de una conversación.​

Ya en 1955 Lacan al estudiar los relatos había expresado que:
La vérité a structure de fiction (La verdad tiene estructura de ficción)
en gran medida porque entendió que todo lenguaje humano es casi siempre artificial
ya que lo artificial y, así luego lo ficcional, es connatural al psiquismo humano
y porque suele ser el ego de cada sujeto el que da verosimilitud a la realidad
y el ego -entiende Lacan- es una instancia engañosa del psiquismo originada
(como dispositivo de defensa e identificación) en la infancia de cada sujeto. ​

Vattimo considera que la posmodernidad es el lugar donde "el nihilismo acabado,
como el Ab-grund heideggeriano, nos llama a vivir una experiencia fabulizada de la realidad,
experiencia que es también nuestra única posibilidad de libertad".​

¿Sigue siendo la ciencia el gran argumento de autoridad en el reconocimiento de la verdad?.
Esta es la pregunta a la que responde "La condición posmoderna" de Lyotard:


La pregunta, explícita o no, planteada por el estudiante profesionalista, 
por el Estado o por la institución de enseñanza superior, ya no es ¿es eso verdad?, 
sino ¿para qué sirve? 

En el contexto de la mercantilización del saber, esta última pregunta, 
las más de las veces, significa: ¿se puede vender? 
Y, en el contexto de argumentación del poder ¿es eficaz? 
Pues la disposición de una competencia performativa 
parecía que debiera ser el resultado vendible 
en las condiciones anteriormente descritas, y es eficaz por definición. 
Lo que deja de serlo es la competencia según otros criterios, 
como verdadero/falso, justo/injusto, etc., 
y, evidentemente, la débil performatividad en general. 

Jean François Lyotard. La condición posmoderna. op. cit. p.94 

Lyotard considera que la posmodernidad supone el "fin de los metarrelatos".
Es la renuncia a la fundamentación de la verdad.
No hay fundamento trascendente alguno para la verdad:
ni Dios, ni ciencia, disolviendo la clásica creencia justificada por la razón,
tal como consideraba Platón y la tradición filosófica mantuvo. ​

La Razón se disuelve en su propio discurso;
la verdad queda apresada en la manifestación del lenguaje y en su efectividad.

La "verdad" de la "Razón Moderna" se disuelve en la estructura del lenguaje,
cuyo uso no requiere fundamentación alguna.
Es el "uso" lo que establece la verdad, sin necesidad de ulterior fundamento.

Daniel Bell (1960), desde posturas políticamente conservadoras,
había vaticinado "el fin de las ideologías" en la "sociedad postindustrial".
Señala en su obra "Las contradicciones fundamentales del capitalismo",
que el problema real de la modernidad es la creencia.

Una situación que nos lleva de vuelta al nihilismo.
El proceso del conocimiento como información genera una "meritocracia"
basada en la tecnología y las comunicaciones.

Francis Fukuyama, Jean François Revel
anuncian no solo "El fin de la Historia y el último hombre"
sino una época de "pensamiento único",
consagración definitiva del triunfo del capitalismo liberal,
tras la caída del muro de Berlín.
Samuel Phillips Huntington por su parte considera
que esto conduce a un choque de civilizaciones.

Desde la izquierda, por otro lado,
Fredric Jameson considera que lo posmoderno
significa el final de la ideología, del leninismo,
de la socialdemocracia y del Estado del Bienestar. ​

La cuestión así planteada hay que reconocer
que se encuentra totalmente fuera de lugar en el mundo actual.

No cabe duda de que en los contextos concretos
el criterio ha sido asumido por el de competencia
como "saber adecuado a lo concreto" por parte de los expertos.
La verdad no es una cosa, es "muchas";
no es algo cerrado sino abierto;
no tiene un método, sino muchos;
no está hecha, sino se hace; o mejor dicho, se construye. ​

Continuará...

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